Buscan nuevos paradigmas para el humanismo jesuita
Detalle BN6
- Inicio
- Buscan nuevos paradigmas para el humanismo jesuita

Buscan nuevos paradigmas para el humanismo jesuita
Arrancó en el ITESO el VIII Encuentro del Humanismo y las Humanidades, con preguntas centrales sobre el devenir de estas disciplinas y de la formación ignaciana en un mundo secular cambiante y con nuevos entornos tecnológicos.
Oliver Zazueta
¿Cuál debe ser el paradigma del humanismo en un mundo secular? ¿Cómo se posicionan las instituciones jesuitas respecto a su propia herencia cultural ante la ciencia, la evangelización, la creación y la pedagogía? ¿Cómo situarse ante el legado de una tradición que hacía de la incertidumbre y de la duda un aliciente para la apertura a los abismos de la trascendencia?
Éstas fueron algunas de las preguntas que detonan dos días y medio de reflexión durante la celebración del VIII Encuentro del Humanismo y las Humanidades, que inició en el ITESO con la presencia de académicos de las universidades jesuitas del país –las universidades Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México, Torreón, León, Puebla, Tijuana; el Tecnológico Universitario del Valle de Chalco (TUVCH) y el propio ITESO.
Alexander Zatyrka Pacheco, SJ, rector del ITESO, fue el responsable de inaugurar el encuentro, del que dijo que reafirma la pertenencia de esta casa de estudios a una centenaria tradición humanista de la Compañía de Jesús, centrada en la formación ignaciana, que contempla a disciplinas como la filosofía, la teología, la literatura, la estética, la música y las bellas artes como esenciales para la formación integral de las personas.
“El cultivo de la filosofía y de la teología y de otros campos del saber humano va de la mano de una propuesta formativa que pretende fortalecer el desarrollo integral de la persona, algo que trasciende además al ámbito colectivo”, dijo Zatyrka.
En el presídium inaugural también participaron José Carlos Nava Vargas, académico en el Departamento de Ciencias Sociales y Humanidades de la Ibero Torreón; Arturo Reynoso Bolaños, SJ, académico en la Dirección de Información Académica, y Alejandro Cancino Franklin, SJ, del noviciado de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.
Alfonso Alfaro, integrante de la Comisión Histórica de la Provincia Mexicana, fue el encargado de hacer el primer planteamiento sobre “Las humanidades en Occidente y su evolución disciplinar”, durante una intervención que derivó en mesas de reflexión y una plenaria final.

El también doctor Honoris Causa por el Sistema Universitario Jesuita (SUJ), recordó que la Compañía de Jesús nació como fruto de la atmósfera del humanismo renacentista y se convirtió en un representante de ese proyecto que buscaba poner al ser humano en el foco de la reflexión.
A partir del relato sobre el humanismo, Alfaro convocó a examinar los nuevos paradigmas, a imaginar cuáles son hoy las visiones del cosmos y de la naturaleza, a definir cómo posicionarse en un mundo donde el cristianismo y el humanismo se encuentran ya en posición de minoría cultural y la cultura digital y tecnológica parece ser el arquetipo dominante.
“Si el deber de la inteligencia es la marca indeleble de la Compañía de Jesús, ¿cómo continuar cumpliendo con ese compromiso ya secular en una época en que la palabra inteligencia se ubica en el espacio del artefacto, es decir, del artificio, en el territorio del arte, quizá de la ilusión? El nuevo entorno de ultraconexión cibernética, al arroparnos en su confortable híperespecialización, nos vuelve cada día más desinformados y vulnerables, más dependientes de prótesis informatizadas, aun para las tareas más elementales”, consideró Alfaro.
Para el historiador, el verdadero sentido de una sana cultura digital debería ser el aprovechamiento máximo de las destrezas de los hombres y mujeres, no sólo el estímulo y el uso gozoso. Uno de los mejores usos para la imaginación, una potencia que Ignacio de Loyola insta constantemente a ejercitar, es aplicarla a la búsqueda de fórmulas para que el nuevo horizonte tecnológico, al que hoy llamamos inteligencia artificial, suscite no el remplazo de la energía laboral humana, sino que permita potenciarla de manera útil.
“No es posible construir la prosperidad de una humanidad que pretende ser inteligente si dejamos de lado la dimensión corpórea de nuestra realidad y nuestras facultades, si no enfocamos este recurso para el bienestar de los principales destinatarios legítimos de un bienestar que no puede desentenderse de las potencialidades, no sólo intelectuales, sino particularmente físicas y afectivas de cada uno de los individuos de nuestra especie”, añadió.
Noticia
Educación jesuita