Arte y resistencia en tiempos de la Cristiada
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Arte y resistencia en tiempos de la Cristiada
La Casa ITESO Clavigero inaugura este jueves 10 de abril una exposición que redescubre la obra del jesuita Gonzalo Carrasco, pintor que desafió al Estado revolucionario con arte sacro cargado de simbolismo y protesta. La muestra reúne más de 100 piezas entre pinturas, fotografías y objetos religiosos que son testimonio de una etapa violenta y silenciada en la historia de México.
Gustavo Abarca
Una exposición inédita que revela la dimensión artística y política del jesuita Gonzalo Carrasco Espinoza será inaugurada este jueves 10 de abril en la Casa ITESO Clavigero. La muestra reúne más de 100 piezas entre pinturas, objetos religiosos, fotografías y documentos relacionados con la Guerra Cristera, en un esfuerzo conjunto, mediante un convenio, entre el ITESO, a través de la Casa, y el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.
Resultado de una investigación y curaduría de dos años, para realizar esta muestra denominada Gonzalo Carrasco, SJ, pintor de la rebelión cristera, se contó con el apoyo de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, el Museo de la Basílica de Guadalupe, la Provincia de San Alberto de Carmelitas y coleccionistas particulares como Eduardo García y Rafael Camacho.
Gutierre Aceves, coordinador de la Casa ITESO Clavigero, destaca que la exposición “forma parte del programa de exposiciones del legado jesuita, en el que de manera periódica montamos exposiciones ligadas a las aportaciones de la Compañía de Jesús en materias de cultura y arte”.
Originario de Otumba, Gonzalo Carrasco (1859-1936) no solo fue un infatigable ministro religioso, pues también fue un notable y dotado pintor de historias, alegorías e imágenes de devoción. Ingresó a la Academia de San Carlos en 1876 y terminó sus estudios en 1884, siendo el más joven y el mejor dibujante y colorista de su generación, bajo la enseñanza de sus maestros José Salomé Pina, Rafael Flores y Santiago Rebull. Educado en la estética del nuevo realismo social y la antigua tradición del nazarenismo alemán, a lo largo de su producción se hizo notable su inclinación por los temas hagiográficos, aquellos de los primeros tiempos del cristianismo, las escenas bíblicas y por el patetismo ritualizado en sus series de La Pasión.
En 1884 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús y recibió las órdenes sacerdotales en España en 1894 mientras realizaba copias en el Museo del Prado. Ha sido reconocido también como un penetrante retratista y, sobre todo, por su ingente labor como muralista y decorador de grandes iglesias en México, Puebla, Saltillo, León, Guadalajara y Mérida, así como en Estados Unidos y España. Pese a esta actividad tan prolífica, sigue siendo una figura rara vez incorporada a la historiografía del arte mexicano o a los grandes relatos dominados por las vanguardias de principios del siglo XX.
La muestra se centra en su etapa final, entre 1921 y 1936, cuando su obra se volvió más militante y simbólicamente combativa, en el contexto de la tensión entre el Estado revolucionario, la jerarquía y los laicos católicos. En esta etapa, Carrasco —conocido también como el “pintor apóstol”— creó murales y pinturas de caballete que contestaban a las políticas de represión, persecución y manipulación de los gobiernos de Obregón, Calles y el Maximato. Mediante alegorías o conjuntos murales de motivos aparentemente devocionales, el padre Gonzalo se sirvió de varias temáticas de profundas raíces escatológicas para alentar el ánimo de sus fieles: una visión apocalíptica sobre el curso de la historia y el papel sacrificial y martirial de los militantes, como recurso de salvación y propiciatorio. Todo ello para augurar la venida del reinado social de Jesucristo, y el mensaje de protección y redención del guadalupanismo mexicano como una tradición fundacional y unificadora de la nación mexicana. Este conjunto de una veintena de obras autógrafas de Gonzalo Carrasco llama la atención por su poder reflexivo y hasta cierto punto subversivo en medio de la guerra y los ataques a la Iglesia.

Jaime Cuadriello, historiador del arte y curador de la exposición, explica que está organizada en núcleos temáticos relacionados con referencias biográficas de Carrasco, representaciones de Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe en su obra plástica, una galería de mártires, así como la obra mural del jesuita, con énfasis en los bocetos realizados para murales en Ciudad de México y Puebla. Así, la muestra invita al público a descubrir el discurso provocador de las creaciones y la posición militante que desarrolló este sacerdote jesuita acerca de una etapa profundamente violenta, aún incomprendida o silenciada, en la historia moderna de México.
“El padre Carrasco fue muy famoso en su tiempo, fue un personaje con la tradición jesuita de que ‘siempre hay un hermano pintor’; lo hubo en Perú, en la Nueva España, en Italia, en España”, comenta Cuadriello y agrega que “nadie se acuerda de él por incómodo”.
Para el académico es importante retomar el tema de la Guerra Cristera porque “es el capítulo incómodo de la historia mexicana. Es una guerra civil que pasó de noche, que fue más violenta que la Revolución Mexicana, hubo más de 200 mil muertos y cerca de 500 mil personas que migraron a Estados Unidos y que sigue invisibilizada”.

“Los historiadores tenemos la misión de darle ese espacio de reflexión, porque no deja de ser una lucha de poder, pero una guerra absurda”, añade Cuadriello. Él será el encargado de impartir la conferencia inaugural de la muestra, a las 20:00 horas. La entrada es libre.
El libro-catálogo de la muestra, coeditado por el IIE y el ITESO, estará disponible para descarga gratuita desde la página del Instituto (https://www.esteticas.unam.mx) a partir de la inauguración de la exposición y mientras esté abierta al público.
La exposición permanecerá abierta hasta la primera semana de julio, ofreciendo una oportunidad única para redescubrir a un artista cuya obra desafió las narrativas dominantes de su época.
La Casa ITESO Clavigero se ubica en la calle José Guadalupe Zuno 2083 (entre avenida Chapultepec y Marsella), en la Colonia Americana, y se puede visitar de lunes a viernes, de 9:00 a 19:00 horas, y los sábados de 10:00 a 14:00 horas. Permanecerá cerrada durante la semana santa.
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