Celebran una década de los posgrados de sustentabilidad del ITESO
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Celebran una década de los posgrados de sustentabilidad del ITESO
Se cumplen 10 años de que la universidad llevó su apuesta por la sustentabilidad a sus posgrados. La Casa ITESO Clavigero recibió a personas que han formado parte de esta historia y juntos recordaron el desarrollo de estos programas educativos del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano.
Oliver Zazueta
Con más de 200 egresados especialistas en sustentabilidad, algunos de ellos insertos en cargos de decisión, y como un referente no sólo en el centro occidente del país sino también a escala nacional, los posgrados orientados a la sustentabilidad del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU) del ITESO cumplieron 10 años de existencia.
Este acontecimiento mereció una celebración y una recapitulación de lo vivido en este tiempo, por lo que la Casa ITESO Clavigero recibió a los protagonistas de esta historia: académicos, especialistas, autoridades universitarias, estudiantes y egresados, para que juntos rememoraran y confirmaran la valía de esto programas que, desde la especialización, apuestan por la mejora del entorno urbano.
Catalina Morfín, directora general académica del ITESO, recordó cómo se dio la conformación de los dos primeros programas de esta naturaleza, las hoy nombradas maestrías en Ciudad y Espacio Público Sustentable y en Proyectos y Edificación Sustentables –parte del Sistema Nacional de Posgrados del Conahcyt–, y cómo el círculo académico se ha completado con la posterior llegada de la Maestría en Diseño Estratégico e Innovación Social y el Doctorado en Hábitat y Sustentabilidad.
“Fui testigo de esta gestación; me siento como la partera de esto dos posgrados, que fueron los primeros que se adaptaron a la reestructuración de los posgrados del ITESO, un proyecto ambicioso en el que pensamos en otra forma de organizar los posgrados, guiados a la resolución de problemas, a la interdisciplinaridad, y que ofrecieran a los estudiantes espacios activos”, expresó Morfín.
La titular de la DGA explicó que estos posgrados han solventado retos importantes, entre ellos la propia articulación entre la investigación y el posgrado, así como la conformación de un ecosistema profesionalizante que funciona como plataforma para atender y resolver problemas sociales.
Mónica Solorzano Gil, coordinadora desde 2017 hasta 2023 de estas dos primeras maestrías, destacó que la apuesta de estos posgrados ha sido ser muy rigurosos en la calidad de los contenidos, tratando de cambiar los paradigmas de las personas acerca del entendimiento de lo que es la sustentabilidad, tanto al interior como al exterior de la universidad: “La universidad fue asumiendo a la vez muchas prácticas que iban en congruencia con lo nosotros tratábamos de formar a los estudiantes, como el uso eficiente de los recursos o del manejo de la energía en las propias instalaciones del campus”.
Para la académica, es importante resaltar que estas maestrías tienen un carácter profesionalizante, que responde a ciertas líneas y problemáticas particulares en las que el ITESO se ha comprometido a responder en temas como vivienda, los problemas del agua, la eficiencia energética, la movilidad, el espacio público y la sustentabilidad urbana: “Esto nos ha permitido poder vincularnos hacia afuera de la Universidad con actores sociales encargados de responder a estas problemáticas. Uno de los grandes atributos de estas maestrías es que, gracias a estos programas, hemos podido responder al problema real”, dijo Solórzano Gil.
Al académico Óscar Humberto Castro Mercado, quien coordinó estas maestrías de 2013 a 2015, le pareció importante recordar y reconocer el trabajo de mucha gente de años anteriores, como por ejemplo Jaime Morales, quien lo introdujo a la sustentabilidad o a materias como la agroecología y la ecología política. “En aquel entonces no había un entorno en que la sustentabilidad se aceptara en el ITESO como hoy.
El proceso de diseño y gestión fue complejo, muchos nos cuestionaban cómo íbamos a convencer a la gente de esto. Por eso me da mucho gusto, 10 años después verlo tan instalado en nuestra universidad y que ésta se haya convertido en un referente respecto a la sustentabilidad y el hábitat”, expresó.
Castro Mercado aseguró que parte de lo que se busca con estos programas no es nada más gente con un posgrado, sino además activistas, semilla que es notoria en estudiantes que han abrazado sus propias causas, con base en lo que aprendieron e investigaron, así como en las metodologías que desarrollaron para abrir brecha en distintos lados.
De 2015 a 2017 le correspondió a Sarah Alejandra Obregón Davis –actual directora del DHDU– llevar los destinos de estas maestrías; ahora, al recordar los años en los que estuvo ahí, recuperó experiencias, retos y situaciones complicadas, pero especialmente el hecho de nunca perder de vista que el centro de toda la excelencia de estos posgrados son los estudiantes: “En todas estas experiencias había una sola cosa en común, y son ustedes, estudiantes y egresados; al final, todo tiene un nombre y un apellido. Son el centro de todo lo que se pueda compartir”.
Bernardo Masini Aguilera, director de Investigación y Posgrado, comentó que lo que se produce desde estos programas es material digno de celebrarse, pues las piezas de generación de conocimiento, desde las tesis hasta lo que ocurre en clases y el vínculo con proyectos de investigación, dan pie a otro tipo de proyectos que generan además conocimiento nuevo y que por sí mismo vale la pena.
“El papel que han jugado estas dos maestrías, que sirvieron de pilotaje en esa experiencia de echar a andar, precisamente con posgrados que hablan de sustentabilidad —una nueva apuesta de los posgrados que fue muy importante para la historia del ITESO—, indica la congruencia de esta institución, alineado tanto con las universidades del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) en México como con la AUSJAL”, afirmó Masini.
Asimismo, el académico aseguró que, ante los cambios, restricciones y nuevos requisitos del Conahcyt a las universidades privadas en esta administración, estos posgrados han sabido sortear las dificultades: “El que sobrevive es el que sabe adaptarse, no necesariamente el más fuerte. Creo que esa capacidad de adaptación es uno de los rasgos distintivos de estas maestrías. La situación con las universidades privadas ha sido complicada, se ha estrechado la cantidad de becas de las que se disponen. Afortunadamente, ante la muy constante modificación de criterios que nos han puesto en los años recientes para permanecer en el padrón, estas dos maestrías han sabido salir a flote y responder”.