¿Qué hace una húngara-eslovaca en el sur de Jalisco?
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¿Qué hace una húngara-eslovaca en el sur de Jalisco?
Rebeka Géczi tiene 21 años, hace cinco salió de Eslovaquia y durante los últimos meses vivió en Tapalpa para trabajar con varias comunidades para rescatar su cocina tradicional e impulsar el emprendimiento.
Enrique González
Desde que se mudó de Zati'n –el pequeño pueblo donde nació, a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania y Hungría– y se fue a estudiar la secundaria a un colegio eslovaco en una ciudad cercana, Rebeka Géczi (se pronuncia Gue-itzi) empezaría a coleccionar países.
En Inglaterra, Perú, Canadá, Escocia y México ha vivido, estudiado y trabajado con un par de consignas: conocer nuevas culturas y apoyar su desarrollo.
Se considera húngara, aunque su pasaporte sea eslovaco, ya que sus padres y abuelos forman parte de una comunidad (menos de diez por ciento de la población actual de Eslovaquia, más de cinco millones) de húngaros que habitaba el extinto Imperio Austrohúngaro, pero que después de las reparticiones geopolíticas de la primera y la segunda guerras mundiales se quedaron "varados", primero en Checoslovaquia y ahora en Eslovaquia, país que resurgió en 1993, después de la caída del bloque soviético.
Rebeka llegó al ITESO en agosto de 2015 como estudiante de intercambio, procedente de la Universidad de Aberdeen, Escocia, donde cursa la carrera de Relaciones Internacionales con Estudios Hispánicos.
Eligió a Jalisco gracias a Trevor Stack, profesor de Aberdeen, quien estuvo en el sur de la entidad investigando y tomando notas para sus libros, lo que lo llevó a trabajar con Manuel Sánchez, coordinador del Programa Desarrollos Regionales Alternativos del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS) del ITESO.
Desde entonces se involucró en el Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) "Alternativas hacia el buen vivir en el centro y sur de Jalisco", se mudó a Tapalpa y ha estado trabajando con mujeres de La Barranca en la consolidación de proyectos de emprendimiento relacionados con la medicina alternativa, la cerámica, la apicultura y el rescate de la gastronomía local para combatir la obesidad y el consumo de alimentos industrializados.
¿Por qué dejaste tu pueblo?
No hay tantas oportunidades allá y mi papá quería que aprendiera eslovaco, porque no quería que tuviera las dificultades que él tuvo por no hablarlo. Hablo eslovaco, húngaro, inglés, español y un poco de francés. Luego gané una beca para estudiantes de Europa del Este destacados y que realizan muchas actividades extracurriculares. La ganamos siete en Eslovaquia y eso me cambió muchísimo.
¿Qué te empezó a interesar de la cultura hispana?
Hace como diez años empecé a estudiar español. Me gusta hablar idiomas y soy buena aprendiendo. Estoy en intercambios todo el tiempo. En mi primer verano en Inglaterra había la posibilidad de ir a Perú y nadie quería, no sé por qué, pero yo dije "claro que sí". Y me encantó; me encanta América Latina.
Rebeka ha pasado en limpio y organizado los apuntes y recetas de viejos maestros de la herbolaria de la región, quiere editar un recetario de comida tradicional con la ayuda de los habitantes y, junto a la Asociación Civil Desarrollo Regional Alternativo del Sur de Jalisco (ACDRA-Surja), busca recursos para construir un centro en el que las mujeres con las que viene trabajando lleven a cabo sus actividades como ceramistas, apicultoras o herbolarias.
Si deseas apoyar económicamente esta iniciativa, bautizada como "Casa por el fin del mundo", consulta el video en el sitio https://fondeadora.mx/projects/casa-por-el-fin-del-mundo.
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