Apuesta por el diseño como herramienta para el desarrollo social
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Apuesta por el diseño como herramienta para el desarrollo social
En conferencia, Giulio Vinaccia, profesor y diseñador que participa en el Verano Internacional ITESO, destacó la importancia de esta área del conocimiento para mejorar la vida de las personas y las comunidades.
Montserrat Muñoz
Mucho más allá de simplemente dotar de belleza a las cosas, en las manos y mentes adecuadas el diseño es una herramienta para el desarrollo y el bienestar. Así es como lo concibe Giulio Vinaccia, consultor senior de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO, por sus siglas en inglés).
El también académico de la Escuela Superior de Arte y Diseño (ESAD) en Oporto, Portugal, fue invitado por la Maestría en Diseño Estratégico e Innovación Social del ITESO a impartir la conferencia "Diseño ético y social para el desarrollo de comunidades productivas", llevada a cabo el pasado 19 de junio en el Auditorio D2.
La historia de Vinaccia en el diseño fue desde siempre exitosa: se consolidó trabajando para marcas de renombre internacional como Moschino, Ferrari Spa, Louis Vuitton, Ducati y Pirelli. Sin embargo renunció a ese mundo en busca de un diseño que le diera sentido a su vida y a la de otras personas.
Lo encontró en Madagascar, en Haití, en Brasil y en una veintena de países más, trabajando con comunidades, preservando su cultura y acercando la metodología del diseño a proyectos realizados en esos contextos, con la intención de detonar dinámicas de desarrollo económico sostenible.
Vinaccia señaló que los proyectos de innovación social son aquellos que, con presupuestos limitados, logran una creación de empleo muy alta, además de que priorizan la tecnología local, el uso de energías renovables, un menor impacto ecológico y la promoción de los valores culturales de la región.
"Es fundamental que el proyecto pueda ser entendido, controlado y mantenido localmente", dijo, y agregó que una característica más de los proyectos de innovación social es que sean flexibles y altamente adaptables.
El académico explicó que, antaño, el producto era el objeto sobre el cual los diseñadores trabajaban. Sin embargo esta visión ha evolucionado para dar paso a un sistema en el que los protagonistas, además del producto, son el productor, las técnicas productivas, las materias primas, los embalajes, las estrategias de venta y la comunicación, entre otros elementos. En esa lógica, el profesional del diseño se convierte en responsable de todo el sistema, que tiene injerencia en cada elemento y sus interacciones.
"Este sistema complejo requiere un manejo global, que da muchísimas oportunidades para la innovación social", dijo.
En ese sentido, señaló que el diseño puede cambiar las tradiciones y las maneras de comportarse de una comunidad, más aún cuando va de la mano de la innovación. Por ello, invitó a quienes se dedican al diseño a tomar conciencia de esa responsabilidad y a reconocer, también, que la innovación no siempre es sinónimo de beneficio.
"[El diseño] no es una varita mágica que funcione para todo, pero sí hay muchos procesos en los que la metodología de diseño puede ser muy útil", afirmó.
Para Vinaccia, el diseño no se limita a una sola definición, sino que permite a quien lo ejerce moldear la acepción desde su contexto y capacidades. A pesar de que su trayectoria profesional lo ha acercado más al diseño para la innovación social, reconoció que hay un mercado importante para el diseño centrado en lo comercial. Aplaudió que existan instituciones como el ITESO que perciban al diseño como una alternativa para la construcción de nuevas realidades, sin perder de vista su rol formativo.
El asesor de proyectos de diseño social está de vuelta en esta casa de estudios como parte del programa Verano Internacional ITESO, durante el cual trabajará de la mano de estudiantes y académicos de la Licenciatura en Diseño y de la Maestría en Diseño Estratégico e Innovación Social en un proyecto con el colectivo Mujeres del Fuego, de Colima.
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